Recuperando el aliento Hola, chicxs. Unas palabras sobre la sesión de ayer. Usamos cuatro horas para resolver una situación que en el tiempo del "romance" duró ¿cuatro minutos? (menos seguramente: cada asalto son unos 6 segundos, y yo calculo que ayer hicimos unos 15 o 20 asaltos a lo sumo: dos o tres minutos máximo). Pero a mí la verdad no se me hizo largo en absoluto. Es cierto que los DMs tenemos menos tiempo de aburrirnos, porque estamos todo el tiempo tomando decisiones ya sea sobre acciones de los PJ o de los PNJ. No sé exactamente cuál puede ser la perspectiva de una sesión como la de ayer desde vuestro punto de vista, ya que tenéis que esperar unos minutos entre turno vuestro y turno vuestro. Decidme lo que pensáis con libertad. Estamos todos aprendiendo. Si os aburristeis, eso me permitirá pensar otro tipo de situaciones más entretenidas, o me forzará a encontrar maneras más ágiles de resolver persecuciones. Intenté preparar la persecución de la manera más atractiva posible, con el mapa (es una auténtica ciudad del siglo XVII, salvo el templo de Antana, que es una morcilla mía), las complicaciones (modificadas un poco por mí para hacerlas más cómicas), la música, y el ambiente general de la narración. No sé hasta qué punto lo conseguí. Como os digo, yo no me aburrí en absoluto. Me pareció, desde mi perspectiva, bastante trepidante. Lo pasé mal (por vosotros), especialmente cuando estuvieron tan cerca. Con esa Perfecta, desde ya os lo digo, o con sus iguales, no os queréis enfrentar todavía. La única razón por la que las antanas no demostraron todos sus poderes mientras os tenían a distancia en la calle era la alta probabilidad de crear víctimas colaterales (achicharrar parvenzanos en la plaza del mercado frente al gran templo de Antana no es lo mejor, en términos de relaciones públicas, por mucho que se trate de atrapar a unos indeseables asesinos de monjas--y ahora también de policías). Pero una vez a vuestro lado, las hermanas ya han demostrado su capacidad, y las Perfectas no llevan ese nombre por casualidad. Creo que TODXS estuvisteis superbién en vuestro personaje, cada cual haciendo lo que mejor sabía y protegiéndoos unos a los otros. Darsuena tuvo gran rapidez mental para crear la niebla que os dio una cierta ventaja (que lamentablemente despilfarrasteis tirando inicialmente por la calle de arriba: mala suerte). Y viendo cómo escapaste, me alegro el doble de haberte convencido de cambiar de colegio (los Maristas de la Abjuración nunca me gustaron del todo; mucho mejor las Concepcionistas del Sagrado Ilusionismo, dónde va a parar). Balba se movió con enorme agilidad y gran astucia, ayudando desde su posición avanzada. Salvatore os quitó un guardia recién aparecido, fresquito del cuartel y totalmente descansado. (De los métodos de Salvatore para salvar a sus compañeros, empalando a la gente con jabalinas inflamadas de pura ira, yo creo que deberíais discutir en algún momento; hablando de relaciones públicas, una hermana y un alguacil empalados en el centro de Parvenza en menos de cinco minutos, no son la mejor tarjeta de presentación para moverse por según qué círculos de la ciudad; pero el paladín, eficaz sí que es, eso no lo puede negar nadie). MENCIÓN ESPECIAL ayer, eso sí, merece Rinkah, que además de moverse con enorme soltura, os salvó el pellejo a todos en general, y a Darsuena más en particular. Darsuena, tú te veías muerta. Yo también, lo confieso. Rinkah podría haber salido corriendo a todo lo que le daban las piernas (que es muchísimo), pero utilizó esa agilidad para apoyar al grupo donde se hacía necesario, y esperando a que todos estuvieseis a salvo antes de desaparecer por los callejones de Parvenza. Yo creo que le debéis todos un enorme "¡Gracias Rinkah! ¡Te perdonamos el olor a ciénaga y la cara de pocos amigos!" Su invención fue la clave para que una persecución que estaba a punto de convertirse en un combate potencialmente abominable (tpk es como llaman aquí al "total party kill") se resolviese de manera favorable para vosotros. Os dio la oportunidad que necesitabais para esconderos, ganar distancia y perder o agotar a los perseguidores. Tesoros no conseguisteis (aunque igual podríais haber comprado papiros, perfumes, o pasta de dientes, pobres vendedores), y los puntos de experiencia aún los tengo que calcular, aunque no os van a dar todavía para subir de nivel (quizá la próxima sesión, o la siguiente: depende de cuántos fantásticos empalamientos más sea capaz de realizar Salvatore antes de que lo recluten en la guardia negra de la reina Sadía y le hagan beber la poción de soldimán que les vuelve los ojos inertes). PERO ME LO HICISTEIS PASAR TAN BIEN AYER (Y TAN MAL) QUE OS MERECÉIS TODOS " INSPIRACIÓN " PARA COMENZAR LA PRÓXIMA SESIÓN. (Si alguno teníais inspiración que aún no habíais gastado, recordad que el máximo de inspiración es uno: o se tiene, o no se tiene; no son puntos que se puedan acumular; lo siento, eso os pasa por roñicas: hay que gastarla juiciosa, pero generosamente). En resumen, para mí una sesión memorable. Espero que vosotros también lo disfrutaseis. Habéis escapado de las antanas (ahora sí que sí, al menos por el momento), y estáis libres al fin en la superficie de la ciudad, después de una laaaarga noche de ¿cinco sesiones? y múltiples nuevas "amistades". La cálida luz de Antana (la de la diosa, no el abrasador azote que lanzan sus hijas sobre los enemigos) os devuelve la vida. Os sentís bien, con la moral bien alta para afrontar lo que venga. Estáis desperdigados, pero todos sabéis a dónde dirigiros. Cerrad los ojos, sentid el aire de la mañana en el rostro, y tomad aliento antes de vuestra... ¡CITA EN EL SAPO! Capítulo cuarto del Romance de las Tres Tierras