EN EL CAPÍTULO ANTERIOR... ¡Chic@s, muy bien jugado ayer! Quitando el desaguisado que se formó en un determinado momento (al que me referiré enseguida), lo de ayer fue una magnífica demostración de lo que podéis hacer cuando os coordináis bien y cuando seguís un plan bien pensado. Cada uno sacó lo mejor de sus habilidades especiales. Balba os abrió varias puertas sin las cuales o no habríais podido escapar, u os habríais quedado atrapados sin salida. Y cerró la puerta por la que os podrían haber seguido fácilmente. Por no hablar de sus certeras flechas. (Y ya veréis cuando se compre esa ballesta a la que le echó el ojo el otro día, con el dinerito ese que ha ido "ahorrando"). Rinkah fue insustituible acabando con los enemigos de manera silenciosa y eficaz. A Salvatore no lo querría de enemigo. Ahora, de amigo le salvó la vida a Darsuena. Y la idea de los disfraces de monja fue fantástica. A mí no se me había ocurrido esa posibilidad, y resultó clave en la historia. Darsuena incapacitó de una sola acción a tres novicias, y le dio a Balba la ocasión de asegurar la ruta de escape. Es cierto que casi muere (sólo casi), pero eso no es culpa suya: los magos son poderosos pero vulnerables, sobre todo en los primeros niveles, y necesitan guardaespaldas. Salir del templo no era fácil (ya habéis visto que las hermanas son rivales de cuidado), y lo lograsteis. Los objetivos secundarios eran eso: "secundarios". Sham sabe cuidarse. Los tesoros, bueno: lo que fácil se gana, fácil se pierde. Y el templo, como ya os dije, no se va a mover de sitio (aunque las antanas no os esperan: ellas siguen con sus planes), y siempre se puede visitar de noche... En resumen, cuando cada uno hace lo que sabe hacer y ejecutáis los planes de manera coordinada, las cosas os salen bien. Al fin y al cabo escapasteis del templo y, como dicen por aquí, "Live another day"; y en mi país: "los muertos no ganan guerras". Los fallos fueron estrepitosos, pero no fatales (aunque casi casi). Y se debieron al doble pecado de todo aventurero: la improvisación irreflexiva y la falta de coordinación. Todo iba bien hasta que a Balba se le ocurrió ponerse a practicar sus técnicas "avanzadas" de interrogatorio, como las llaman los espías gringos (¡saludad a la cámara!), en medio de uno de los lugares más expuestos y de mayor tránsito del edificio: el vestíbulo de la sacristía del templo de Antana a la hora de la misa del sol naciente. (¡Y sin haber mirado antes qué condiciones había en las habitaciones adyacentes!). Es cierto que el barullo comenzó a causa de la pifia (o fallo crítico) de Rinkah: simple mala suerte. Pero: a) esas pifias no ocurren si uno no las busca (lanzar los dados siempre es un riesgo; si no quieres incurrir en el riesgo de una pifia, no fuerces una tirada); y b) las decisiones previas tienen consecuencias al respecto: el mismo interrogatorio llevado a cabo de otra manera (sin tanta violencia y amenazas de muerte y, sobre todo, en algún lugar un poco más resguardado) habría terminado de otra manera, con o sin pifia. Quizá la novicia no hubiese dicho nada, ¡pero sus gritos no se habrían escuchado en todo el palacio! En resumen: una grave falta de reflexión, y una improvisación inoportuna. El verdadero fallo de Rinkah, por lo demás, no fue la pifia, sino salir corriendo y dejar atrás a todos los demás. Además de irreflexivo (no te habías asegurado de que la ruta de huida estuviese despejada: la puerta estaba cerrada con llave, y sin Balba eso supone un problema importante), a partir de ahí todo se descoordinó mucho más. Si Rinkah hubiese estado ahí antes de que llegase "that kick-ass sister", quizá la cosa hubiese sido distinta, con una posibilidad de emboscarse o algo parecido, como habíais hecho con la hermana de la sala hipóstila del sótano (un gran éxito de coordinación, ese). Entiendo que Rinkah (el personaje) no se siente todavía tan leal a un grupo al que acaba de conocer, pero por otro lado romper la formación en medio del momento más crítico del encuentro es mala receta. Para evadirse de una prisión en grupo es importante la colaboración mutua, aunque sea por oportunismo y no por principios o por lealtad. Por algo precisamente lo llaman en teoría de juegos el "dilema del prisionero" . Aunque en una situación de dilema del prisionero "no cooperar" pueda parecer una opción mejor, los resultados suelen ser desastrosos. De hecho, todo volvió a mejorar cuando os coordinasteis de nuevo contra la hermana (no duró mucho más), y cuando regresasteis a los planes bien pensados y mejor ejecutados (cerrar la puerta a vuestra espalda, salir disfrazadas de novicias, etc.). En resumen: lograsteis vuestro objetivo--salir del templo--de manera eficaz, si no eficiente (esto es, con menos limpieza de la deseable). Y además, conseguisteis 1100 puntos de experiencia (¡casi la mitad de lo que necesitáis para volver a subir de nivel!) Sólo necesitáis 1300 puntos más, entre los cuatro, y estaréis en nivel 3. Un par de hermanas más, y un puñado de novicias, vamos. Total, al infierno ya vais a ir, ¡pues qué más da! Y algunos tesorillos os lleváis: una urna con cenizas, y algunas baratijas de las antanas, que algo os darán por ellas. ¡Ah, y Darsuena, tú todavía llevas un azote de Antana escondido bajo los hábitos! ¡Siempre consigues las mejores armas... y las más cuestionables! (Por cierto, me "cago de risa", como decís en Argentina, con Balba robando en la sacristía; pero, Salvatore, ¿tú estás seguro de que esa obsesión por el botín es lo que más le pega al personaje, dados su profesión* y su estatus social? Me chirría un poco, la verdad; aunque quizá haya una razón que se me escapa). * Profesión: derivado de profesar, o cumplir con los votos de fe. (PRO-FE-sar: llevar la fe hacia delante). Si os sirve de consuelo, que os descubriesen al salir del templo era parte inevitable del escenario, para forzar una escena de persecución, que siempre quedan pintonas. la fase uno (salir del templo) la ejecutasteis bien, aunque menos limpiamente de lo que deseabais. La fase dos, el martes que viene. Y como siempre se dice, los fallos (si no lo matan a uno) siempre sirven para aprender y mejorar. Lecciones del día: --Actuad con reflexión (salvo que vuestro personaje exija otra cosa, claro). Improvisad lo menos posible, especialmente en este tipo de escenario. Y coordinad vuestras acciones --Sí, queridísimo Amo del Calabozo--, respondieron a coro los aventureros. --¡Hemos aprendido nuestra lección!. --Está bien. Os perdono por hoy. Marchad. Quiero decir... ¡corred! EN EL PRÓXIMO EPISODIO... -- ¡Lizones! ¡Lizones de Gandulia! -- ¡Perdón, es que hoy llevamos prisa! -- ¡Alto en nombre de las hijas del sol! ¡¡Cien monedas de oro a quien atrape a aquellos fugitivos!!